domingo, febrero 17, 2019

ARTICULO DE JUAN DE LA CRUZ






UN ARTÍCULO SOBRE EL COLEGIO SAN ANTONIO

El 4 de junio de 2016, en su blog CAREÑEANDO, Juan de la Cruz Gutiérrez Gómez escribía un artículo sobre el pasado del Colegio, remontándose a sus inicios, pero no voy a poner más que lo que se refiere al periodo del que trata este Blog Colegial Antoniano y también pondré algunas de las fotos que acompañan al referido artículo.




Un Centro por cuyos estrados docentes impartían sus enseñanzas el Padre Antonio Corredor, que algunos conocían como “El Cabra”, y otros, al tiempo, como “Ordine fratri minori“, profesor de Lengua y Literatura, que ejerció el grado de Guardián-Rector, autor de cientos de artículos, poemas y numerosas publicaciones y devociones marianas, fundador de la revista “Lyceum” y director de “La Voz de San Antonio”, el Padre Agustín Barrio, que logró hacer un milagro con la juventud cacereña entre señeras gestas y gestos, a través del baloncesto, y que un día, con el dolor de todos, se marchó a otras misiones y cometidos en Hispanoamérica, dejando un más que significativo vacío, por la hondura de sus impulsos, creador de una gran afición al deporte de la canasta en Cáceres, con una extraordinaria cita en las mañanas de los domingos, que se suplió a base de un exquisito trabajo por parte de todos… Y por allí se andaban, también, el padre Orduña, el padre Eusebio Isarría, el padre Fernando, denominado como “El Bodega“, el padre Longinos, el padre Pepe, el padre Lázaro, el padre Serafín Chamorro, conocido entre los escolares como “El Topo“, o el padre Teodoro Solana, a quien se le conocía entre los colegiales como “El Chapete“. Y, así, una verdadera lista que haría interminable este recorrido.



Y entre el cometido de unos y otros, abriendo de forma entrañable las puertas a la sensibilidad de los tiempos y su capacidad de respeto, de libertad y de entendimiento a la época por allí se movían, a caballo entre la templanza y el progreso, por y para los niños y la juventud estudiantil en el Colegio San Antonio de Padua, otros franciscanos. Como fue, por ejemplo, el padre Barrios, que impartía enseñanzas de Geografía. Y que aparece en la fotografía, fechada en el año 1961. El padre Barrios alcanzó el grado de Prefecto y fue y se convirtió y convirtió, de paso, al Colegio San Antonio de Padua, en uno de los más señalados referentes del baloncesto en el Cáceres, ay, ni más ni menos que de Aquellos Tiempos.


“¡Qué tiempos!”, manifestaba recientemente en un comentario de un Grupo de Facebook un ex-alumno. Y de repente, al escritor y periodista, le llegan a la memoria una larga serie de profesores del Colegio San Antonio de Padua, una institución, un emblema, un icono y un colegio de marca, una diversidad de nombres de enseñantes, de buenos enseñantes, que dejaron su impronta en el alumnado. Como el padre Gabriel de la Dolorosa Calvo con un palo cerca de su sillón profesoral y con el que recitaba aquella monserga de: “Bálsamo del Perú, medicina ideal, que quita la gandulitis, de manera radical“.

Lo mismo que por aquellos pagos correteaban don Cecilio, un cualificado profesor de la asignatura de Matemáticas, o el padre Luciano, que se encargaba de ser vigilante, y muy celoso, por cierto en sus labores, del estudio, Emilia Rubio, tratando de incrustar el francés en la mollera del alumnado, el padre Serafín Chamorro, otro custodio de la sala de estudiantes, o el mismo don Angel y al que la muchachada estudiantil, siempre imaginativa, conocía como “El Bata“.

Como por aquellas aulas, pasillos y patios ondulaba el Padre Francisco Martínez Ugidos, que al ser ordenado sacerdote adoptó el nombre de Pacífico, más conocido por Pachi, que fuera director espiritual del Colegio y que alcanzó, ni más ni menos, que el reconocimiento de Hijo Adoptivo de Cáceres, Fray Luciano, conocido como “El Chapeta”,  el padre Serafín Chamorro, que recibía el apelativo de “El Toro”, y otros muchos que se iban entremezclando, a caballo entre el pálpito de la ciudad, el espíritu franciscano y los aires estudiantiles, con profesores de relieve y calidad.





El Padre Domingo Savall, profesor de Filosofía en el Colegio San Antonio.

Y desde el padre Domingo Savall, con ejemplar paciencia para tratar de inculcar en el alumnado las enseñanzas de la no siempre comprensible ni fácil asignatura de Filosofía, un hueso duro de roer, como se decía popularmente entre el alumnado, hasta las clases magistrales de don Victor Gerardo García del Camino, catedrático de Historia de la Literatura Española, de la claridad expositiva de don Ricardo Durán, pata meter al alumnado en la mollera las clases de Matemáticas, a esa capacidad de don Valentín Velasco para engarzar a los colegiales con las siempre entretenidas clases Ciencias Naturales, de la insistencia permanente y ya clásica e histórica de don Narciso Puig Megías para inculcar al a los estudiantes las enseñanzas derivadas de aquella asignatura denominada como Formación del Espíritu Nacional, el atractivo que imprimía a sus clases de Educación Física don Jesús Asunción, de las lecciones exquisitas y plagadas de sensibilidad del pintor don Lucas Burgos Capdevielle, una eminencia del Dibujo…


Por aquellos pagos del Colegio de San Antonio de Pádua, una institución y una página de oro en la historia de Cáceres, había otros ilustres. Como Fray Gabriel, alto, enjuto, delgado, buena gente, un santo, como se dice coloquialmente, a quien vemos en este fotografía cedida por nuestro querido amigo Julián Manzano, mientras un grupo de colegiales preparados por él, recibe un premio de un concurso escolar de Radio Cáceres, y de manos del entonces Gobernador Civil, Antonio Rueda Sánchez-Malo. Como había otros ilustres docentes como las clases que impartía don José Massa Solís, con un mural de extraordinarias dimensiones en la UNESCO y de reconocimiento y prestigio internacional. Lo que deja constancia de la capacidad selectiva del profesorado para tratar de impartir, de siempre, como figura en el historial generacional y en la configuración histórica del Colegio, mejor con mayúsculas, y siempre, claro es, por el beneficio de los niños, de los jóvenes, de los estudiantes cacereños incardinados en las aulas, siempre entrañables, del Colegio de San Antonio de Padua, que un día arrancara en la calle General Margallo.



Una corrección al contenido del blog es la siguiente.

1.     Juan Valentín Cortés Muñoz dice:


“El Bata” era D. Eusebio Isarría.
El padre Serafín Chamorro era conocido entre nosotros como
“El Topo”.
“El Chapete” era el padre Teodoro Solana