Fray Domingo Savall
Fray Domingo Savall Catalá, nació
en Oliva, un pueblo que ahora tiene más de veinte mil habitantes, en la
frontera sur de la provincia de Valencia con la de Alicante; fue en el año 1988
y profesó como franciscano a los diecisiete años y ordenado presbítero en 1913.
Paso la primera parte de su vida en la región valenciana y se tiene constancia
de su actividad como fraile y profesor en distintos conventos, pero sobre todo
en Onteniente.
Parece ser que empezó a escribir bastante tarde en distintas
revistas franciscanas, el primer texto que he encontrado corresponde a 1939, en
el eco franciscano de Santiago de Compostela y sobre un tema en el que era un
experto mundial, la vida y los escritos de Duns Escoto, un franciscano teólogo
nacido en Escocia en el siglo XIII, profesor en Oxford y París, llamado el
doctor sutil por sus escritos. Se le veneró como santo sin serlo durante siglos
hasta que, en el siglo XX, un papa le declaró beato, para que pudiera seguir
teniendo culto. Se pueden ampliar datos en la Wikipedia o ver la película con
su mismo nombre, Duns Scoto. Este santo-beato es conocido por su defensa de la Inmaculada
Concepción, con siglos de antelación a que se declarase como dogma por la
Iglesia en el siglo XIX, tema en la que el padre Savall también escribió varios
artículos.
Encontré una cita sobre él en la que la fundación Duns Scoto en Italia le nombraba, junto a unos pocos más,
como entendido en la revisión de sus obras completas. Si alguien está
especialmente interesado en el tema, puede buscar en Acción Antoniana, 1952,
una de sus publicaciones, con el título explícito de Asunta por Inmaculada,
silogismo scotista. También era un experto en la vida de un compatriota suyo,
Fray Humilde Soria, con una vida muy interesante y en proceso de beatificación,
tiene unos cuantos artículos sobre él en la misma revista.
También hay datos de su actividad
como presbítero en su estancia en Onteniente referidos a un incidente casi
milagroso:
Cuenta
el P. Fray Joaquín Sanchis Alventosa en la “Historia
del Colegio de la Concepción,” que
el antiguo oratorio de los Marqueses de Vellisca que existía en la “Casa Gran”
de las alquerías del Pla, se desplomó en el momento en que el franciscano P. Fray Domingo Savall estaba en la
sacristía con algunos feligreses y acababa de celebrar la santa misa. Fue un
verdadero milagro que no
hubiera habido desgracias personales.
Otro
tema en el que es un experto, y que se puede comprobar en la Wikipedia, es en
parte de la obra de un franciscano del siglo XVI, Alfonso de Castro, que tiene
una estatua en Zamora y con una biografía muy interesante, que excede esta
reseña, lo mismo que en el caso de la vida y obras de Duns Scoto.
Tiene
publicaciones en revistas desde el año 39 al 45 y, del 46 al 52 figura como
profesor en Onteniente y escribe en la revista de ese colegio y también en el
del de San Antonio de Padua en Carcagente, de esa provincia. Se tiene
constancia de una serie de artículos en la revista Acción Antoniana, digitalizada
en su mayoría, desde 1945 hasta 1959, la mayoría son accesibles para los
interesados o curiosos,
Y, sin un motivo aparente, a
finales de los cincuenta, en un verano, es trasladado a la provincia bética
franciscana, primero a Sevilla y luego a Cáceres, al colegio San Antonio de
Padua, con casi setenta años, en donde fue profesor de filosofía. Pedro Garcés,
mi hermano, ha publicado una entrada sobre él, sobre su manera de enseñar y su
recuerdo grato. Conjeturo que el motivo podría ser su independencia de criterio
y su originalidad, unas cualidades seguramente poco apreciadas en una comunidad
de frailes.
Aún publicó algún libro editado en Sevilla sobre sus temas
preferidos, Duns Scoto y Alfonso de Castro, como separata de la revista Lyceum.
También tiene publicaciones sobre San Francisco y su importancia en la historia
de la filosofía. Además de sobre el beato Nicolás Factor y la oración y sobre
la exaltación guadalupense, ésta en la revista Lyceum. En el 64, con muchos años, aún
publicó un artículo sobre la Inmaculada, la digna madre de Dios.
En mayo de 1968, cuando la
revolución estudiantil en París, cuando se levantaban los adoquines de las
calles para ver si encontraban la playa debajo, con barricadas y tanques, el mismo mes y año en el que Massiel ganaba Eurovisión con el lalalá, se da
la noticia en Acción Antoniana del fallecimiento del Padre Domingo Savall en el
colegio de los franciscanos de Cáceres a la edad de 80 años, siendo trasladados
sus restos a su ciudad natal, Oliva, donde reposan. Se dice que hubo una
asistencia masiva de sus paisanos y que también acudieron antiguos alumnos de
Onteniente y padres franciscanos de Valencia.
Si un día el destino o el azar me
llevan a ese lugar, puede que me acerque al cementerio a ver el lugar en el que
reposa ese franciscano, filósofo y escritor consumado.
Como colofón, y para
convencimiento de Incrédulos e instrucción de visitantes de este blog, voy a
transcribir un soneto anónimo y muy conocido, A Cristo crucificado, del siglo
XVI (ver discusión sobre su origen en Wikipedia). El padre Savall lo utiliza
para explicar con él los tres tipos de amor, en un artículo publicado en Acción
Antoniana, en 1951, número 268:
1°.— Amor
de concupiscencia
«No
me mueve, m¡ Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
n¡ me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
el cielo que me tienes prometido,
n¡ me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
2°.—Amor
de correspondencia
Tú
me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
3º.—Amor
de amistad
Muéveme,
al fin, tu Amor y en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amera;
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
que, aunque no hubiera cielo, yo te amera;
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
4
°.—Desenlace
No
tienes qué me dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Al que le interese comprobar cómo
escribía el padre Domingo Savall, puede leer el artículo entero en el siguiente
enlace:
En Cáceres.
En 1920
En 1912
Foto de la reseña de su vida en Acción Antoniana.
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